Por fin, a tenerte cada tarde,
feliz, sonriente, alegre...
Por fin, ya no más tardes vagas,
ya no más versos tristes,
ya no recuerdos que se escapan.
Por fin, a cavalgar por los cielos celestes
feliz, sonriente, alegre;
sin preocupaciones de las tardes
sin ocasos desprevenidos,
sin lluvias plateadas, sin ciénagas pardas.
¡Por fin, tu llegada a nuestra morada!
cargando mariposas,
cargando emociones olvidadas...
para derramarlas en casa.
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