A Mari Oliveira, Papillon.
Un corazón verde de distintas algas
se ha posado en mi pecho
desde la mañana.
Quiso cazarme sin verso
-convexo, corazón, gemelo-
quien de ti he descubierto a tejer sueños.
Ay de mi ay de mí, sin angustia
hay dicha
y al final la esperanza que apuntas.
Reanudando
el paso antípoda;
de amor
más verde que una rama.
Donde
-con tan solo-,
y tu corazón labra
sobre la materia bruta de mi alma.
Reanudando mi paso, a tu morada.
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